Ave del paraíso


La muerte orgullosa recorre nuestras calles,
se lleva a los abuelos,
niños, doncellas y galanes.

La vida se encoge,
el corazón se anuda,
se enfría, se comprime.

¿Qué hombre no gritará de espanto?
¿Qué hombres no llorara de pena?

El hombre de costumbres, de horarios,
el hombre de rutinas, institucionalizado,
el hombre orgulloso de sus logros,
vanidoso y engreído,
el intelectual,
el displicente.
el hombre acostumbrado a jugar
a saludar, a dar abrazos. 
de todos estos hombres la muerte…
la muerte se ríe de ellos.

Todo se secó…

¿Qué nos queda?
La decadencia de este mundo añejo llega a su fin
El ave del paraíso comienza a romper el cascaron..