Escrito a fuego
Con ojos desorbitados ella gritó: "¡Podrás quemar mis libros, pero jamás podrás quemar lo que está escrito en mi corazón!". Con eso, él se asustó y, tomando un balde con agua, apagó las llamas. Los pocos escritos que quedaron del incendio los metió a un saco y los enterró.